La
imagen y actitud que un ejecutivo puede llegar a proyectar, será fundamental a
la hora de ejercer confianza y liderazgo.
El
mundo contemporáneo exige a los ejecutivos ser más competitivos. Por ello,
proyectar una imagen de credibilidad y seguridad, se ha convertido en una
herramienta fundamental a la hora de promover la confianza y generar autoridad,
liderazgo y poder.
Según los expertos,
todo profesional que ejerza puestos de dirección y desee obtener un mejor
desempeño, tanto de sus labores, como de su equipo de trabajo, debe
aprender a desarrollar una imagen integral, que abarque factores desde la
vestimenta, hasta la identidad y el compromiso.
La forma de vestir es
una de las piezas que conforman la carta de presentación de los profesionales y
una de las más determinantes a la hora de triunfar en una compañía. Sin
embargo, hasta el vestuario más exclusivo no
tiene sentido si la actitud de quien lo porta no proyecta liderazgo y
personalidad.
Aunque
no se es consciente, todos
proyectan su personalidad a través de la imagen que ofrecen al exterior.
Por ello, si no hay prestancia ni una actitud de liderazgo difícilmente, se
podrán llevar las riendas del negocio o del puesto de trabajo.
Logrando el equilibrio.
Pensar en un estilo
profesional, basado en una identidad propia, acorde a las competencias que se
subrayarán como fortalezas profesionales, además del estilo o look propio,
forma parte de una construcción estratégica de aquello que se ha propuesto
proyectar.
Por
ello, la elegancia, sobriedad, versatilidad, proactividad y profesionalismo de
una persona, se verá -sin duda- reforzada en su indumentaria. No obstante,
enfatizan los expertos, la indumentaria será sólo un complemento, que deberá ser
utilizado como un plus, sin que reste importancia a las capacidades y actitud
de quien los porta.
Debemos tener presente en todo momento,
que nosotros somos la
primera imagen que recibe el cliente y aunque el producto sea bueno,
nuestra forma de venta, nuestra Web, etc. el primer contacto es el más
importante.
Todos (o casi todos)
nos sentimos como en casa en nuestro lugar de trabajo. Pero no por ello debemos
descuidar nuestro aspecto. Debemos saber, que el
conjunto de la empresa (nosotros) cuenta para el cliente. Todos debemos cuidar
nuestro aseo y nuestra forma de vestir.
Hay días en los que te
encuentras de mejor humor y te levantas por la mañana, te apetece arreglarte
más, dar buena imagen de ti y de tu empresa. Aprovéchalo y sácate el mejor
partido,
pero intenta que los demás días no pasen desapercibidos.
Si sabemos que ese día vamos a visitar
un cliente, o el cliente visita nuestras instalaciones, procuraremos vestirnos
de una forma más “elegante”.
Cómo tener buena
presencia en la oficina
Para tener buena
presencia o imagen no es necesario ser
lindo, los estándares de belleza quedan a un lado cuando sabemos elegir
lo que nos queda bien, siendo acorde a nuestra personalidad y lugar donde nos desenvolvemos.
Cuando
nos toca cumplir con una tarea en una empresa y ésta no utiliza uniformes,
entonces tendremos que buscar la ropa adecuada para la tarea y
la empresa, nuestro cargo y la relación con el entorno.
La ropa que te pongas
puede marcar distancia o autoridad, puede hacerte ver y sentir más adulto o responsable
(claro que debes acompañarlo con la personalidad y la eficiencia).
Por ejemplo, si tienes
menos edad que el resto de tus compañeros y cumples con la misma tarea que
ellos, estas casi obligado a vestir con camisa, pantalón o pollera y zapatos, de
esta manera equiparas con tu vestimenta la línea de edad que te separa.
Si por ejemplo eres
jefe de personal de tu misma edad, pero no trabajas en una oficina, puedes
vestirte más cómodamente pero nunca con jean y zapatillas, lo mejor es optar
por los pantalones de tela, los zapatos bajos o los mocasines.
Recuerda, la ropa que
elijas debe ser siempre acorde a tu edad, de colores que no brillen, cómoda
para que puedas moverte y linda para que te sientas bien.